En la madrugada del 6 de enero de 2020 el país fue sacudido por un terremoto de magnitud 5.8, y cuando parecía llegar la calma, un temblor de 6.4 despertó a los puertorriqueños.
Desde entonces, la actividad sísmica no ha parado y se han reportado miles de temblores en el sur de Puerto Rico.
La actividad sísmica se ha mantenido dentro de los pronósticos del Servicio Geológico de Estados Unidos.