Don Ángel, un hombre de 76 años y que vive en Arecibo, baja a diario por la jalda de su hogar con la ayuda de su bastón guiador, ya que perdió la visión a causa del glaucoma y esto le dificulta las tareas diarias.
Ángel vive solo y aunque hace lo que puede para mantener su hogar en buenas condiciones, necesita ayuda de una ama de llaves.
A pesar de esto, Don Ángel no pierde el regocijo de que alguién se siente a conversar con él.