Actualmente la conocemos como la residencia de los gobernadores de la isla, pero La Fortaleza es mucho más que eso. El Palacio de Santa Catalina es una estructura de vital importancia en el desarrollo del Viejo San Juan y que, hasta el sol de hoy es uno de los símbolos arquitectónicos de Puerto Rico.
Su construcción comenzó en 1533 para formar parte de las defensas de la ciudad, y fue terminada en 1540 bajo el nombre de Palacio de Santa Catalina, patrona de la orden de los dominicos.
Originalmente se trataba de un fuerte sencillo, basado en el esquema tradicional de las fortificaciones del medioevo tardío español. Cuatro muros, un patio central, una pequeña capilla y varios aljibes, imprescindibles ante la falta de agua en la isleta de San Juan.
Pero en 1582 cambiaría de ser una estructura defensiva a convertirse en un presidio militar.
Luego, años más tarde, se convertiría en la residencia oficial del capitán general, la máxima autoridad insular en aquel entonces.
Hoy día, en su interior, La Fortaleza está llena de arte y tesoros históricos que cuentan sus siglos de historia, desde salones como el llamado Salón de los Espejos donde reposan interesantes piezas de colección y monumentales espejos, que reflejan las historias de quienes ocuparon Santa Catalina, también el llamado Salón del Trono - que actualmente es utilizado como despacho de quienes juran al más alto puesto electivo de Puerto Rico.
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