Un niño de tres años fue asesinado por su padre en El Alto, en Bolivia. Según las autoridades, el hombre habría escondido el cadáver del menor por más de 12 horas.
El menor fue golpeado en múltiples ocasiones por su padre.
El hombre intentó convencer a las autoridades de que el pequeño había muerto a causa de una diarrea pero los hematomas en el cuerpo del menor y un examen forense terminaron por inculparlo.
Los golpes que recibió el menor fueron comparados con el daño que puede provocar en un pasajero el choque de dos vehículos.
Frente a las evidencias expuestas, el hombre confesó el crímen e intentó justificarlo indicando que había sufrido “un ataque de rabia”, porque el niño estaba enfermo.
Sin embargo, los exámenes médicos determinaron que el menor habría vivido toda su vida bajo un patrón de violencia.
El infanticida fue enviado al Penal de San Pedro, en Bolivia, de manera preventiva. Mientras que la madre del menor se encuentra detenida en arresto domiciliario.