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Denuncia inacción y silencio de Iglesia Católica ante ataque sexual
El activista de derechos humanos Pedro Julio Serrano denunció el “silencio cómplice y bochornoso” y la inacción ante la querella de una sacristana y secretaria de la Iglesia Santa Ana del Viejo San Juan que denunció un ataque sexual por parte del seminarista Leonardo Prophil.
Según un informe de Noticentro (WAPA-TV), luego del ataque sexual al que fue sujeto, la mujer que no ha sido identificada se querelló con su supervisor, el monseñor José Emilio Cummings, pero sus denuncias cayeron en oídos sordos. De hecho, tras su denuncia, la mujer indicó que Cummings de forma burlona le contestó que “por lo menos ya sabemos que no es pato. Ya sabemos que no es gay de tanto gay que hay en la Iglesia Católica y aquí en la “.
El portavoz de Puerto Rico Para [email protected], organización que lucha por la igualdad de derechos y la inclusión de las comunidades lésbica, gay, bisexual, transgénero y transexual (LGBTT), exigió que se atienda criminalmente esta denuncia y tronó contra “la doble vara de la moral que tiene el liderato de la Iglesia Católica en Puerto Rico que ataca el amor consentido entre parejas del mismo sexo, pero no condenan el acto inmoral y criminal que es un ataque sexual en el seno de su propia iglesia”.
Recordó las expresiones del cardenal Luis Aponte Martínez el pasado abril cuando atacó al astro boricua Ricky Martin al expresar que la Iglesia Católica “no rechaza al homosexual (sino) las acciones y conductas que van en contra de la moral, y pretender fomentar la homosexualidad o promiscuidad sexual entre nuestros jóvenes, ciertamente, es inmoral sin importar de donde venga”.
“El cardenal Aponte Martínez no ha escatimado en criticar el amor consentido entre parejas del mismo sexo, siendo el amor uno de los actos más nobles y morales que existen. Pero ahora hay un silencio cómplice y bochornoso ante esta denuncia de un ataque sexual, inmoral y criminal en contra de una mujer que trabaja en una Iglesia Católica. Esto, sin lugar a dudas, es el colmo de la hipocresía. Permítame recordarle cardenal Aponte Martínez que el pecado no es la homosexualidad, el pecado es la homofobia, el discrimen, la violencia de género, el ser cómplices con su inacción y amapuchar casos de ataques sexuales dentro de su propia iglesia. Es más, no tan sólo es pecado, sino que es criminal”, sentenció Serrano.