Adentrada entre las montañas de Barranquitas, Alma Pagán, madre de un niño con autismo, señala que lo vivido con Fiona fue complicado, más aún cuando tuvo que separarse de su niño por primera vez.
Alma no tiene una casa propia, vive alquilado en el tope de una montaña y como muchos sus pérdidas son materiales. Toda la comida hubo que botarla, su televisor no funciona ni tampoco los artículos de juego de su hijo, su estufa no funciona.
Lo peor de todo es que tuvo que cerrar su propio negocio, apenas lo había comenzado con toda esta situación del huracán, lo que hace más difícil salir adelante.
De hecho, la mercancía ocupa ahora toda una habitación de la casa de su mamá. Elian es un niño de 11 años con autismo, sumamente brillante que dijo sentirse triste por lo perdido.
Pero no solo mamá tuvo que cerrar lo que les generaba ingresos, sino también Elian, quien tenía un negocio de hacer pulseras, Elian Colors, que menciono nació de la idea de tener algo representativo de su condición.
Para el alma su hijo es su mayor motor y es quien le da las fuerzas para seguir adelante.